DUNEDIN

28, 29 y 30 DE ABRIL DE 2012 (este post es largo, aviso)



Dunedin es la segunda ciudad en tamaño de la isla sur y la principal ciudad de la región de Otago.  En ella  se pueden encontrar con maravillas arquitectónicas como su estación de trenes que se construyó gracias a que Dunedin, a principios del S.XX, fue el centro dedicado al comercio más importante de Nueva Zelanda.

La fachada es del estilo del renacimiento flamenco. Dentro se puede ver un suelo de mosaicos que está hecho con alrededor de 750.000 baldosas hechas de porcelana.



Hoy he cogido un tren antiguo para hacer un recorrido todo el día, el Taeri Gorge Railway. Te lleva desde Dunedin hasta Middlemarch, un "distrito granjero rural" del interior, a 75 km de Dunedin, pero el viaje dura 2 horas y media ya que el tren accede por túneles, puentes y precipicios dignos de ver. 


















Middlemarch es un pueblo muy peculiar... solo tiene 250 habitantes y 1.000.000 de ovejas que como veis  van con el palillo en la boca. Hace gracia porque cuando llegas al pueblo en el tren es como si comenzara su vida, te ponen el chiringuito de frankfurts en la puerta y abren la tienda de souvenirs.










OTAGO PENINSULA

La península está justo a pocos minutos en coche de Dunedin, desde allí, si la climatología es buena, no como en mi caso que hacía muchísimo viento, se pueden ver albatros y pingüinos de ojos amarillos y azules. Las vistas subiendo por la carretera son espectaculares. No se pueden perder.







Y como curiosidad y por último en esta ciudad, un nuevo guiness que ver, el de la calle residencial más empinada del mundo, Baldwin Street que tiene una extensión de 350m y una inclinación máxima de 19 grados es decir, un desnivel del 38%, entonces cada 2,86 metros que caminas, asciendes un metro... Qué de datos más interesantes te dan las matemáticas...!!





Y la última curiosidad de la calle es que el suelo no es de asfalto común sino de hormigón especial para aumentar la adherencia.

Pues ya me puedo ir tranquila hacia el Mt. Cook, la penúltima parada del viaje.


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